Venciendo las Adversidades

Reflexión: Glenn Cunningham, El Atleta

Hay personas, hombres y mujeres, que tienen una historia maravillosa que contar, historias de esperanza, de sobreponerse, de temple, de superación, y de fe.

Tal es la de Glenn Cunningham, que nació en Elkhart, Kansas, Estados Unidos. Fue uno de los atletas más grandes de la historia norteamericana, records mundial para los cien metros planos, los ochocientos metros, y mil quinientos metros. Participó en los Juegos Olímpicos de los años 1932 y 1936. Se le apodó “El Caballo de Hierro de Kansas”.

 

Esta es parte de su historia: A los ocho años, un voraz incendio destruyó la escuela en donde estudiaba, y sufrió gravísimas quemaduras. Su hermano pereció en el incendio. A Glenn no le daba ninguna posibilidad de sobrevivir, estaba quemado desde la cintura hacia abajo, recomendando los médicos la amputación de ambas piernas, a lo que el niño se opuso tenazmente, y pidió a sus padres no lo permitieran. Dijeron que si vivía nunca más volvería a caminar, había perdido toda la carne de las piernas, todos los dedos de su pie izquierdo, y sus rodillas estaban muy quemadas.

 

La gran determinación de Glenn, de no aceptar lo imposible, más los diarios masajes que le daban sus padres, y su superior esfuerzo, hizo que a inicios de año 1919, casi dos años después del incendio, empezara la tarea de volver a caminar, y lo hizo, no solo caminó, sino que corrió y ¡vaya que manera de correr!.

 

En el corazón de Glenn, no había espacio para aceptar la condición en la que había quedado, después del incendio. La pérdida había sido dramática, incluso la muerte de su hermano. Él, estaba transformado en un cuerpo que le valdría muy poco para desenvolverse en la vida. Sus heridas, su dolor, la imposibilidad siquiera de caminar, le daban pocas posibilidades de hacer sus actividades normales, cosas inaceptables para él. Hoy, Gleen es un hombre que está en la historia del deporte norteamericano, porque no permitió rendirse jamás, las crisis no le sirvieron para amedrentarse y cogerse lastima, todo lo contrario, fueron un incentivo para crecer y ser alguien en la vida.

 

Nadie ha garantizado que las aflicciones, no alcanzarán a los hijos y a las hijas de Dios quien es nuestro  Creador y Sustentador, es más, las da a conocer.

Jesús dijo: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

                                                                                           Juan 16: 33. 

 

La gran ventaja que tenemos los hijos de Dios, por sobre aquéllos que no creen, y que están sufriendo alguna situación difícil, es la certeza de que no estamos solos. Sabemos, que sin importar el tipo de problema que tengamos, la fidelidad de Dios a nosotros, es la mayor garantía que cualquiera sea la situación, terminará por ser superada.-

“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.”

                                                                                                Isaías 40: 31.

 

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