Semana Santa 2016

Lucas 23: 45-49

¿Nunca le ha dado por pensar que fue lo que hicieron los discípulos ese fin de semana después de muerto El Señor? ¿Nunca se ha preguntado eso? Yo lo he hecho.

Según Juan 20:19 se volvieron a reunir después de resucitado, pero me he preguntado si algunos fueron por la calle o se quedaron pensando en la casa. Me he preguntado que dijeron cuando la gente les cuestionaba. ¿No era este el hijo de Dios?

Me he preguntado. Si permanecieron de dos en dos o solos cada uno. Me he preguntado que pensaron, que sintieron.

No estuvo quizás ninguno cuando el cielo oscureció, ninguno quizás cerca del templo cuando la cortina se rasgó, ninguno quizás cerca del cementerio cuando la tumba se abrió.

Nadie sabe, Nadie sabe lo que pasó.

Quizás tenían culpa, preocupación, vergüenza, tristeza pero todo eso queda en especulación porque nadie sabe.

Lo que sí se sabe es una cosa, ellos regresaron, uno a uno regresaron. Mateo, Natanael, Andrés, regresaron desde sus escondites salieron de las sombras, Santiago, Pedro, Tadeo. Tal vez algunos estaban ya de camino a su casa de vuelta a Galilea, pero regresaron. Otros quizás se habían dado por vencidos, pero cambiaron de parecer. Otros desanimados en extremo,  pero volvieron.

Demasiados culpables y cobardes para ser contados entre los discípulos, pero demasiados fieles para ser contados fuera de ellos. Regresaron.

¿Qué les hizo regresar, los rumores de la resurrección?

Yo pienso que eso era parte de la razón.

Pero para mí, ellos habían caminado mucho tiempo con Jesús y habían aprendido que Él podía hacer algo inusual, fuera de lo común.

Lo habían visto perdonar a una mujer que había tenido cinco maridos. Había amado a un vagabundo. Leprosos se habían limpiado. Demonios habían huido, y les dijeron que en la cruz salvo un malhechor.

No era tan fácil hacer las maletas e irse a casa después de tres años como esos. Me imagino dirían. ¿Y que si se sale con una de las que sabe?

Así que regresaron, cada uno con una colección de recuerdos y una débil sombra de esperanza.

Se sentaron, la conversación giró sobre los rumores de una tumba vacía, surgieron preguntas. ¿Y será, tú crees?, Alguien dice hasta ahí no, otro dice, yo quisiera volverlo a ver.

De momento, un rostro familiar atraviesa la pared y les dice dos veces “Paz a vosotros”.

Qué Final! ¡Mejor dicho! Que comienzo.

Lo que quiero decir a la iglesia en esta mañana no pierdan de vista la promesa revelada en esta historia, no todo ha terminado Cristo ha resucitado en cualquier momento de tu vida, Dios quizás atraviese la pared de lo imposible y te diga: Paz yo tengo para ti Yo resucite.

Hay esperanza! Él ha resucitado!!!

 

 

 

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