El Martirio de Policarpo

“No temas en nada lo que vas a padecer. …Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. Apocalipsis.2.10.

Policarpo, estudió bajo la tutela de Juan el apóstol, y estaba vivo cuando se escribió el Apocalipsis. Se convirtió en obispo de la iglesia de Esmirna y sirvió en la generación que siguió a la partida  de Juan hacia el cielo. El libro de Mártires de Mretyrs,  relata el arresto y el martirio de Policarpo.  Dice que después de servir una comida  para los guardias que lo arrestaron, Policarpo pidió poder pasar una hora orando, y le fue otorgado.

Estaba tan lleno de la gracia de Dios que los que estaban presentes estaban atónitos y muchos lamentaban ahora que un hombre tan venerable y piadoso muriera. Sin embargo, Policarpo fue llevado ante el procónsul y condenado. El procónsul le dijo Jura y te liberaré…renuncia a Cristo. A lo que Policarpo respondió. Ochenta y seis años le he servido y Él nunca me hizo mal; ¿Cómo entonces, he de blasfemar a mi Rey que me salvó? Sentenciado a ser quemado vivo. Fue atado no clavado, como de costumbre, a un poste para asegurarse de que permanecería inmóvil.

Muchas veces hemos creído que sencillamente debemos de levantar una mano en la Iglesia, en señal de recibir a Jesús como Señor y Salvador de nuestras almas, y continuar viviendo como bien nos parezca…nada más alejado de la verdad, recibir a Jesús como Señor de nuestras vidas, va acompañado totalmente de una conversión, de arrepentimiento, y una enmienda al estilo de vida que llevábamos anteriormente. Jesús le dice a la Iglesia de Esmirna a través del Apóstol Juan, se fiel hasta la muerte, y entonces Yo te daré…hay un requisito antes de recibir el premio…fidelidad. Veamos el significado de esta palabra.

Fiel: Que guarda fe, o es constante en sus afectos, en el cumplimiento de sus obligaciones y no defrauda la confianza depositada en él… ¿estás siendo fiel a tu Señor? ¿Estás dispuesto a mantenerte firme ante las tentaciones de este mundo que te instan a  negarle día a día?

Muchas veces nos sentimos excluidos, o marginados por nuestros jefes, o superiores, y permitimos que nuestro corazón se llene de resentimiento contra las personas, olvidando que toda buena dádiva, es decir regalo, todo don, solo viene del Padre de la luces…Santiago 1.17, por ignorancia buscamos culpables al no ser ascendidos en el trabajo o tomados en cuenta para la toma de decisiones importantes, ya sea en el trabajo, universidad, iglesia, o grupos a los que podamos pertenecer…llegamos a creer que no somos lo suficientemente importantes para los demás.

Es de suma importancia preguntarnos a nosotros mismos, si somos personas dignas de confianza…muchas veces sin darnos cuenta hemos sido probados por los que están a nuestro alrededor, y no hemos calificado…

Policarpo dijo: “Ochenta y seis años le he servido y Él nunca me hizo mal; ¿Cómo entonces, he de blasfemar a mi Rey que me salvó?”, cuidemos nuestra conducta, en lo público y en lo privado, dejemos de lamentarnos, más bien examinemos nuestro corazón, vengamos delante de su presencia y tomemos la oportunidad de ponernos a cuentas con El, sin olvidar que todo, absolutamente todo lo que hagamos deberá ser solo para El, jamás para la familia, o jefe, o líder… “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A Él sea la Gloria por los siglos. Amén”.

Romanos 11:36 

Querido hermano, querida hermana, como siempre tenemos delante dos opciones, siendo desleales y esperando recompensa, o sabiendo que hemos sido llamados a ser fieles y leales hasta la muerte a nuestro Dios y los seres humanos, para aquel día que nos llame a su presencia, seamos recompensados por el mismo Señor Jesucristo. De nosotros es la decisión. Tú decides.

Dios nos ayude y bendiga.

 

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